jueves, 27 de octubre de 2011

3

Sentada en cama, completamente inmersa entre los cientos de hojas que pasean la historia de dos personajes no ya tan extraños mientras oye cómo la lluvia golpea fuertemente los cristales, no es consciente de que el frío ha empezado a deslizarse por sus piernas porque al llegar a casa después de un largo baño sobre la lluvia dejó los pantalones sobre una silla y con la absorción que le produjo un primer pensamiento sobre cómo eran ahora las cosas, olvidó que correteaba vestida con una camiseta blanca larga y labios color de rojo hasta el piso superior, las gafas sujetando el pelo recogido por una goma la cual cayó en el primer o último escalón, y libro en mano.  Y se sentó, y hasta ahora, que le han saludado las cosquillas, los labios un poco menos rojos en el espejo, y el libro cerrado junto a ella, que en breves ocupará su lugar junto a los cientos de semejantes que tiene en las estanterías que invaden las paredes. Piensa en todas las palabras mezcladas que acaba de asimilar, intenta darles un sentido, o quizás aplicarles algún tipo de relación con su lío de cables. Se pregunta si dejaría irse de su vida a los sueños, los abrazos, o a quien los ha hecho, para sentirse un poco más responsable. Decide que no. Finalmente no, y con este pensamiento lo que ha dejado escapar ha sido una leve sonrisa entre los labios, menos rojos todavía, pero no la ha visto nadie.

viernes, 21 de octubre de 2011

02

Va a hacer callar a todos sus pensamientos. Ella ya no tiene miedo, sólo planes, va a cerrar los ojos, despacio, respirará hondo, y al abrirlos, espera ver algo más que su propia sombra en la orilla.

domingo, 16 de octubre de 2011

01

Suave y pausada es su forma de mirar la nada mientras se destapa la caja de sus preocupaciones y el viento las devora para que pueda volver a sonreírle a la luna. No se le habría pasado por la cabeza en los últimos meses la locura que supone hacerle frente una vez más a esa incertidumbre siempre acompañada de mil palabras mezcladas rítmicamente volando a su alrededor, y esta vez, se pregunta si los documentos en blanco que vuelven a llenarse de palabras que acarician la historia con tacto sedoso para que fluya, volverán a desaparecer, como ya había ocurrido antes. Se concede unos minutos para pasear ese pensamiento, y finalmente, teme que pueda ser inevitable que ya no pueda recuperar la confianza.

viernes, 14 de octubre de 2011

0

Como si fueran a reconstruírse los diminutos pedazos que quedan del pasado para recobrar algo de lo que pude llegar a sentir, me sumerjo entre todas las palabras desenlazadas y sin sentido e intento establecer algún orden entre ellas. No sé si así me sentiré mejor, pero seguramente no, ya que lo más probable es que lo único que consiga ordenar sean todas las malas ideas que han sobrevolado mi cabeza. Por más que busco, lo único que encuentro son motivos para no volver jamás, y para cuando quiero abrir los ojos ya estás cantando, por favor, no dejes de hacerlo nunca, varias veces me he parado a pensar en lo bien que te sienta tirar la etiqueta que te dibuja la indiferencia en la cara. Estoy muerta de miedo.